Debido al calor (que ya empieza a remitir), hoy he visto como una hoja de papel comenzaba a arder mientras la sostenía en la mano. Al principio creí que había sido yo, al concentrar mi vista con fuerza para descifrar mi ilegible caligrafía, pero eso habría sido demasiado absurdo hasta para mí.
Así que he decidido que sería muy útil para todo el mundo disponer de cierta información sobre cómo actuar a la hora de vernos asaltados por las llamas.
Para empezar, quiero recordar a la gente que el fuego es el amigo de los seres humanos: Desde tiempos inmemoriales, cuando los monos y las personas no se diferenciaban tanto, y Fraga era joven, el ser humano se ha servido del fuego para asar chuletas. Como tal, podemos controlarlo, y es imprescindible huir tan rápido como se pueda mantener la calma sin desesperar, y no hacer locuras.
Primero: Como el fuego es nuestro amigo, es esencial saber de dónde viene el peligro, ya que ese incendio desmesurado que tememos, podría no ser para tanto. Hay que estudiar la forma y el color de la llama, así como su tamaño, con mucho detenimiento antes de actuar. Si las llamas son amarillas y rojas y se extienden por muebles y cortinas, tienes motivos para preocuparte, pero siguiendo esta guía, es posible que salgas con vida. Si por el contrario, las llamas son pequeñas, azules, de tamaño y forma regular, y dispuestas en forma de círculo, quiere decir que eres subnormal has entrado en la cocina. Puedes estar tranquilo: no es terminal; simplemente habrás de tener más cuidado la próxima vez o podrías arruinar un guiso excelente. A continuación, prosigue con tu vida.
Una vez nos hallamos asegurado de que realmente es un incendio, hay varias cosas que hacer para asegurarnos la supervivencia. Lo esencial es recurrir a nuestro mayor aliado en estos casos: el teléfono. Este es un momento muy peligroso: muchos hombres han muerto en este punto, ya que al coger el teléfono y vernos sobrepasados por la presión, es instinto natural llamar a una de las llamadas "líneas calientes". Es lógico, puesto que si son tan calientes, deberían saber actuar en esos casos. Pero no importa: una vez más, y haciendo alarde de toda nuestra fuerza de voluntad, resistiremos la tentación y llamaremos a los bomberos. Cuando digo llamar a los bomberos me refiero a descolgar el teléfono y marcar el número correspondiente, no a abrir la ventana y empezara gritar: "¡BOMBEROOOOOS!"
Sé preciso: especifica que hay fuego, y no ahorres en detalles al dar tu dirección. Mucha gente ha muerto llevándose consigo sus últimas palabras:
"¿Que dónde está el incendio? Joder, pues en ese edificio del que sale humo, ¿es que estás cegato?"
Recuerda que no estás esperando a que vengan a recogerte los colegas: olvídate de esperar a los bomberos echando una partidita a la Wii o un "strip-solitario". Siempre hay que actuar con rapidez, y no es prudente hacerse el héroe para fardar delante de los amigos. Total... Siempre podrás exagerar. Es mejor abandonar el edificio en el que te encuentres, lo más rápido posible. Si eres mi madre, evita ponerte a ordenar toda la casa por el "qué dirán los bomberos cuando entren y vean este desorden". Tampoco es momento de escribir en tu diario, o actualizar tu blog con el relato de la nueva experiencia, puesto que ésta todavía no ha acabado. Y, ante todo, no intentes apagarlo tú sólo: seguramente desesperarás al ver que en tu casa el único líquido que guardas es whisky, e intentarás negociar pacíficamente con las llamas. Son nuestras amigas, pero eso no quiere decir que nos entiendan.
Otra cosa: cuando digo "sal lo más rápido posible", no me refiero a saltar por la ventana si vives en un quinto. Tampoco uses el ascensor: podrías quedarte fascinado escuchando el sonidito que hace cuando llega a tu planta, y eso no nos conviene.
Si las escaleras están bloqueadas por las llamas, no te molestes. En ningún momento he dudado de tu capacidad intelectual, pero prefiero dejarlo claro, por si acaso: estás atrapado.
Una mente juerguista como la mía diría algo así como:
"Sí, Yosterkote: estás atrapado, pero eso no implica que no puedas disfrutar de tus últimos minutos de vida".
Sé fuerte. No todo está perdido. Recuerda que la mayoría de personas, en los incendios, no mueren carbonizadas, sino asfixiadas. Para evitar esa muerte, basta con ser consciente de algo: el humo es como el petróleo; da igual lo que digan, que siempre sube. Por eso agáchate, camina a gatas, haz un poco el moñas, que ya lo estabas deseando...
Acércate a una ventana y hazte ver. Es una sugerencia mía, pero te digo que lo de "¡Socorro!" ya está muy visto. No pasa nada por ser originales y entonar un "Baila el Chiki-Chiki", mientras agitas algo para que se vea. Al ser posible no abras la ventana, o produciría corriente.
Para protegerte de una asfixia, tápate la cara con un pañuelo (no sirven los clínex).
Para terminar, una cosa más: si estás envuelto en llamas, échate al suelo y rueda: no las apaga, pero es divertido.
Y eso es básicamente todo. Si en tu huída tropiezas con algún anciano, no es necesario empujarle al grito de: "¡Aparta, vejestorio: tú ya has vivido bastante!". Es mejor aparentar ser buena gente y ayudar.
Y para calentar un poquillo los ánimos, una cancioncilla con la que os entrarán las ganas de poner en práctica mis úiles consejos: Fuel, de Metallica.
